TERAPIA NUTRICIONAL
EN MADRID

¿Para qué comemos?

"Nunca serás capaz de seguir ningún tipo de protocolo nutricional a no ser que entiendas el porqué."

Dr. Ted Naiman

Aprendiendo un poquito de bioquímica... 

Nuestro organismo se compone de átomos, de los cuales hay cuatro fundamentales: Oxígeno (O), Hidrógeno (H), Carbono (C) y Nitrógeno (N). Estos átomos se unen y combinan entre ellos formando estructuras como las grasas, proteínas y carbohidratos.

La mayor parte del hidrógeno y oxígeno se encuentran en el agua, que forma un 50-70% del cuerpo humano. Otra fuente importante de aporte de oxígeno es a través de la respiración.

A las grasas, proteínas y carbohidratos los conocemos como macronutrientes, por ser los grupos de alimentos que aportan mayor cantidad de C, H, N y O; y suponen el 96,2% del peso corporal.

96%

del peso corporal

Las vitaminas y minerales que también necesita nuestro cuerpo se engloban dentro de un grupo conocido como micronutrientes, y constituye el porcentaje restante del peso corporal.

4%

del peso corporal

La combinación de los distintos grupos de alimentos produce respuestas diferentes en nuestro organismo.

Si los combinamos de forma errónea podemos:

  • engordar (aunque contemos calorías)
  • sentirnos sin energía
  • inflamarnos
  • enfermar.

Sin embargo, haciendo una combinación adecuada y trabajando a favor del cuerpo podemos conseguir todo lo contrario:

sentirnos enérgicos y estar sanos. 

Entender una pequeña parte de la bioquímica y fisiología que rigen nuestro cuerpo pueden darnos las claves para mantenernos saludables y conseguir la mejor versión de nosotros mismos.

Todos tenemos en nuestra mano elegir el camino que nos impulsa hacia la salud o el que nos lleva hacia las enfermedades crónicas.

Hablamos un poquito de microbiota intestinal...

En este contexto tendríamos que darle una gran importancia a la microbiota intestinal, ese microcosmos interno que presentamos, cuyo peso es superior al del cerebro y el número de microorganismos que lo componen es diez veces mayor que el de las células humanas.


Numerosas enfermedades gastrointestinales, así como afecciones articulares, dermatológicas, neurológicas, endocrinológicas, etc., tienen su origen en un desequilibrio en la microbiota intestinal.


El microbioma intestinal en humanos se empieza a configurar incluso antes del nacimiento, a través de los hábitos de la madre. Existen tanto factores perinatales como postnatales que influyen sobre el desarrollo de la microbiota los primeros años de vida.

En cuanto a los factores postnatales, uno de los más destacables es la alimentación. Los malos hábitos alimenticios, el consumo de productos en vez de alimentos y el consumo excesivo de azúcares desencadenan en enfermedades de todo tipo desde obesidad y diabetes, hasta cáncer.

Se considera que un 20% de los casos conocidos de cáncer surgen de una alteración cuyo origen está en la microbiota intestinal. 

Además, se han observado diferentes respuestas ante tratamientos de quimioterapia e inmunoterapia en función de la composición bacteriana predominante en la microbiota del paciente.
Cada vez encontramos más estudios que muestran la relación directa entre el tipo de alimentación, la microbiota intestinal y la actividad cerebral. La dieta es un factor determinante en la composición del microbioma de cada persona.
Para conseguir un estado de salud óptimo es necesario que la microbiota intestinal esté sana y en un estado de equilibrio o eubiosis.
Otro nutriente fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo es la luz solar. Actualmente existe una firme creencia de que el sol produce enfermedades, sin embargo, esto es un error grave que está haciendo enfermar nuestras células. El sol nos protege de numerosas enfermedades. Entendamos esto:

La regulación de nuestras hormonas depende fundamentalmente de la interacción entre el Sol y la Tierra, si desconectamos de ambos, nos estamos alejando de nuestra naturaleza, y nos acercamos a un estado de inflamación y enfermedad.

Los humanos tenemos un reloj principal que se encuentra en la base del cerebro y regula nuestros tiempos internos, los ciclos sueño-vigilia, el cortisol, la temperatura, melatonina… Este reloj se regula a través de una serie de sincronizadores como nuestra actividad física u horario de comidas, siendo el más importante los ciclos de luz/oscuridad.

El reloj principal está conectado a diferentes relojes periféricos situados en los principales órganos como corazón, hígado o riñón. Los receptores que ayudan a nuestro reloj interno a regular nuestros ritmos circadianos y estados de sueño-vigilia se encuentran en la retina, por lo tanto, es a través de la visualización de la luz del día como vamos a contribuir a mantener la regularidad de nuestro reloj principal.

La melatonina es una hormona conocida como hormona de la noche, pero realmente se sintetiza con la luz am, es decir, la luz solar comprendida entre el amanecer y el medio día.

La melatonina es un potente antioxidante, con acción directa sobre el sistema inmunitario, que además es capaz de controlar el sistema cardiovascular a través de los ritmos circadianos, y tiene influencia sobre el metabolismo, la presión arterial, la respiración, la actividad hormonal y órganos como pulmón, riñón o hígado, entre otros.

La melatonina y la serotonina están íntimamente relacionadas, por lo que también tiene influencia sobre las emociones.

La terapia nutricional te puede ayudar

Sabiendo todo esto, que funcionamos a través de nuestros relojes y que estos se rigen por la luz solar; que la melatonina es una hormona de gran importancia en nuestro organismo y que también la sintetizamos a partir de la luz solar, debemos empezar a considerar el Sol como pieza fundamental en nuestra salud. La regulación de nuestros ritmos circadianos y mantener en hora nuestros relojes son dos claves imprescindibles para alcanzar un estado saludable.

‘El ciclo solar diario es detectado por los ojos y la piel de los mamíferos. Esto induce un ciclo diario de hormonas endocrinas que regulan un sistema de cambios en todo el cuerpo’ — Neil Cherry

Macarena Capón, tu terapeuta nutricional

Teniendo en cuenta todo lo anterior, y analizando las particularidades de cada persona, en consulta estableceremos protocolos personalizados, adaptados al paciente en función de sus necesidades en cada momento.
La recuperación de la microbiota, las pautas alimenticias y la regulación de los ritmos circadianos jugarán un papel fundamental en el proceso de sanarte. A través de la educación nutricional y el autoconocimiento, conseguirás entender cómo funciona tu cuerpo y qué necesita en cada momento, aprenderás a cuidarte, escucharte y fortalecer tu sistema inmunitario para conseguir la mejor versión de ti.

 

¿Quieres empezar a mejorar tu salud, tu bienestar y encontrar la mejor versión de ti?